Entre las montañas tibias de Cundinamarca, el festival se volvió un canto a la diversidad. Atlántico, Bogotá, Boyacá, Chocó, Cundinamarca, Huila, Meta, Risaralda y Tolima llenaron de color las calles y los parques de La Mesa y Bojaca, llevando consigo danzas que hablaban de agua, tierra y tradición.
Fue un encuentro cercano, casi familiar, donde la danza se entrelazó con la cotidianidad de los pueblos y la alegría de sus gentes.
Allí, los niños descubrieron que la escena también podía ser un juego compartido, un espacio de comunidad donde el cuerpo es palabra y el movimiento, memoria.
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Versiones del Festival Los Niños de Colombia Bailan
10° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
La danza volvió a florecer en los valles de Cundinamarca y en los teatros de la capital. Delegaciones del Atlántico, Bogotá, Boyacá, Chocó, Cundinamarca, Huila, Meta, Risaralda, Santander y Tolima dieron vida a un mosaico coreográfico donde el país entero se reflejó en los cuerpos de sus niños.
El Teatro al Aire Libre La Media Torta y el parque principal de Chía vibraron con el eco de tambores, tiples y zapateos, entre risas y juegos que ya anunciaban una nueva mirada: la de los niños como creadores, no imitadores.
Esta versión marcó el paso hacia la escena lúdica, donde el gesto y la imaginación empezaron a bailar juntos.
9° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
Después de una pausa en 2009, el festival volvió a encender sus tambores con más fuerza. Niños de Atlántico, Bogotá, Boyacá, Caldas, Chocó, Cundinamarca, Huila, Meta, Risaralda, Santander, Tolima y Valle reunieron los sonidos del país en los escenarios de Bogotá, Mosquera y Chocontá.
El Teatro Jorge Eliécer Gaitán y los parques municipales se convirtieron en ventanas a la diversidad cultural, donde cada danza contó una historia distinta, pero con el mismo pulso de infancia.
Fue una versión luminosa, de reencuentros y aprendizajes, donde la Red reafirmó su propósito: construir un país que se reconozca en el arte y en la mirada limpia de sus niños.
8° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
El desierto de la Tatacoa fue testigo de una fiesta de movimiento y vida. Delegaciones de Antioquia, Atlántico, Bogotá, Caldas, Cundinamarca, Guainía, Norte de Santander y Tolima llegaron al corazón del Huila para bailar bajo el sol, entre los vientos cálidos del desierto y la sombra fresca de los pueblos ribereños.
Las noches se llenaron de luces y risas, los días de ensayos, abrazos y canciones que cruzaron las montañas.
En los parques de Baraya y Villavieja, la danza se hizo fuego y la infancia unió al país en un mismo compás.
Esa edición reafirmó que la Red no es solo un encuentro artístico, sino una travesía emocional por la Colombia profunda.
7° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
Entre los cafetales del Eje, los niños de Colombia se reencontraron con el paisaje que huele a montaña y esperanza.
Delegaciones de Antioquia, Atlántico, Bogotá, Caldas, Cundinamarca, Guainía, Huila, Norte de Santander y Tolima llegaron para danzar entre la bruma del amanecer y la alegría del reencuentro.
El Teatro Fundadores de Manizales, la Casa de la Cultura de Chinchiná y los coliseos de Palestina se llenaron de sonrisas y trajes coloridos que tejían la memoria de un país que se mueve unido.
Fue una versión fraterna, donde el café, la música y la inocencia se mezclaron para recordar que la danza, cuando nace del juego, es también una forma de sembrar futuro.
6° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
El río Magdalena se convirtió en escenario y testigo de una edición memorable. Delegaciones de Antioquia, Atlántico, Bogotá, Boyacá, Caldas, Chocó, Cundinamarca, Huila, Meta, Quindío, Santander, Sucre y Tolima hicieron del Huila un territorio de convergencias.
Desde las plazas de Neiva hasta los parques de Rivera y Yaguará, los niños bailaron al viento del sur, celebrando la vida entre tambores y bambucos.
Fue un festival cálido, solar, donde la danza se volvió río y el país se reconoció en el reflejo de sus aguas.
Allí, los niños dieron forma a una identidad compartida, hecha de alegría, respeto y memoria colectiva.
5° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
El año 2005 consolidó el espíritu de unión que caracteriza al festival. Bogotá fue nuevamente anfitriona de los niños de Atlántico, Cundinamarca, Huila, Meta, Quindío, Santander, Tolima y Sucre, quienes compartieron escenario con la alegría de saberse parte de una misma danza nacional.
Los pasos resonaron en el Teatro Colón, el Planetario y los colegios de la ciudad, llevando consigo el mensaje de una infancia creadora y consciente de su diversidad.
Cada grupo mostró su raíz: el sabor costeño, la fuerza andina, el temple del sur, las cadencias del Caribe y los murmullos de las montañas.
Fue una celebración del color y la pertenencia, una danza que abrazó la pluralidad de Colombia.
4° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
En el corazón de la capital, el festival siguió tejiendo su geografía de encuentros. Delegaciones del Atlántico, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila, Meta, Quindío, Santander, Tolima y Valle llenaron los escenarios de Bogotá con los ecos de sus tambores y tiples.
Las funciones en el Planetario, el Parque Mundo Aventura y la Feria del Libro se transformaron en escenarios de asombro, donde los niños danzaron con la libertad de quien imagina mundos nuevos.
Fue una edición de crecimiento y pertenencia: la Red se afirmaba como un territorio simbólico donde el país aprendía a mirarse a través del juego, el ritmo y la fantasía infantil.
3° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
La tercera versión reafirmó el carácter diverso y amoroso del festival. Doce delegaciones —Atlántico, Bogotá, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila, Meta, Norte de Santander, Santander, Sucre, Tolima y Valle— hicieron de Bogotá una fiesta interminable de ritmos, tambores y sones campesinos.
Los niños danzaron en teatros, parques y plazas, transformando la ciudad en un mosaico de culturas.
Fue el año en que la Red comenzó a sentirse como una gran familia, donde cada región traía su acento, su color y su manera única de contar la alegría a través del movimiento.
2° FESTIVAL LOS NIÑOS DE COLOMBIA BAILAN
En la segunda versión, Bogotá se convirtió en un gran escenario nacional. Desde Antioquia hasta Nariño, desde el Atlántico hasta el Valle, llegaron delegaciones que tejieron una cartografía viva del folclor: Cartagena, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Huila, Meta, Norte de Santander, Quindío, Santander, Sucre y Tolima.
Los teatros, colegios y centros culturales de la capital fueron testigos de ese reencuentro del país consigo mismo, guiado por los pasos pequeños de los niños.
Cada presentación fue una promesa: que la danza infantil seguiría floreciendo en cada rincón de Colombia, libre y luminosa.
